Víspera de navidad

Es el 2013 y estoy en el antiguo cuarto de mi hermano. A mi lado reposa mi primer sobrino que conocí hace poco. Acabamos de escuchar música, lo cargue, vimos muñequitos también. Mi hermana y mi cuñada preparan un rico bizcocho de chocolate y vainilla. Esta tarde traje el pasado al presente acomodando papeles y reliquias del pasado. Acabo de recordar que tengo un pequeño tesoro escondido en el closet de mi hermana, mañana lo voy a ver. Encontré muchos peluches, libros, el vestido de mi primera comunión, velas, alfileres, sombreros, relojes, cerámicas, tantas cosas increíbles. He reducido todos esos recuerdos a otros más pequeños y compactos. Siento que ya no pertenezco a mi antigua casa, lo sé porque ya mis cosas no encajan en un solo lugar, encajan en cualquiera.

Las reglas han cambiado para mí, ya tengo una nueva institución en el sur del mundo que comparto con mi cielo. El cambio ha sido fluido, esporádico y suave. Siento que de este lado del mundo hace falta esperanza, esa confianza en que todo sera verde y florecido, de que todo es cuestión de tiempo.
Ayer regresé de la región sur del país y vine maravillada, es demasiado impresionante el paisaje. Respiré en soledad por espacio de 10 minutos, medité como nunca lo había hecho y volví a comprender las razones de mis miedos, de mis altibajos.  Mi energía se cristalizó de una forma tan optima que me siento recargada por un buen tiempo.
Confío en que sera un buen tiempo, confío en el presente y la aceptación plena de mi realidad.

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